Articulo publicado en el Nuevo Día
Se conocieron mientras ambos estudiaban en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. Una salida entre amigos por los chinchorros de la Sultana del Oeste en enero del 2011 unió al puertorriqueño Rommel Cintrón Aponte y a la española Ana Fernández Ruiz de Alegría.
Sostuvieron una relación a distancia enfrentando la diferencia de horas, amanecidas conversando por Skype y viajes varias veces al año. Cada vez que se despedían en el aeropuerto era como si vivieran “una catástrofe mundial”. Lo que debían hacer estaba claro: conseguir el papel que les permitiera estar juntos.
Cuando terminaron los estudios, el ingeniero civil de 27 años fue el primero en conseguir trabajo, así que decidieron aventurarse al matrimonio con Puerto Rico de hogar. La especialista en ingeniería biomédica viajó por horas desde su fría ciudad de Bilbao a encontrarse con una isla que la abrazó pero también la maltrató.
Sufrió la soledad de estar a miles de kilómetros de su familia y amigos. Afrontó los choques culturales de vivir una ciudad donde puedes llegar a pie a cualquier lugar, a lidiar con un sistema de transporte público ineficiente. Cambió el frío y la nieve por el sofocante calor caribeño y cuando logró conseguir trabajo resistió el discrimen por ser “europea”. Pensó en rendirse y regresar a su patria pero luego de meses de paciencia y determinación encontró su hogar en la Isla. “Soy española y soy puertorriqueña”, afirma sonriente y se palpa orgullo en sus palabras.
¿Cómo una pareja que recién comienza su matrimonio sobrevive estos retos? ¿Cómo pueden sobrellevar los cambios culturales? ¿Qué necesita el inmigrante de su pareja?
“Es un acoplamiento total. Esos primeros meses va a ser difícil porque están conociendo las costumbres de las parejas. Deben investigar cuáles son esas costumbres y qué es lo que se quieren decir. Si están acostumbrados a la comunicación electrónica pueden tener malos entendidos por el tono con el que se dicen las cosas o alguna palabra que para uno es normal y para el otro no”, explica Dra. Naychaly Rivera Nieves, directora clínica del centro PIENSA Psicología Innovadora.
La decisión de la mudanza debe ser pensada desde todos los ángulos que puedan generar tensión. Esto comienza por tener la madurez para desarrollar un manejo de finanzas saludable, ya que encontrar un trabajo será más complicado de lo usual en lo que se espera por los documentos necesarios para laborar legalmente en el país.
“Todo ajuste conlleva un momento de mucha ansiedad, pero no se puede permitir que esa ansiedad te lleve a la desesperación”, indica la psicóloga-consejera.
Lograr que el matrimonio funcione requiere de mucha paciencia, diálogo, tolerancia y -sobre todo- determinación, afirma. La ansiedad por el cambio puede destruir el desarrollo de la relación y provocar que el inmigrante quiera regresar a su país, por lo que es importante fomentar una comunicación amplia donde la pareja pueda expresar sus sentimientos tanto de angustia y necesidad como de apoyo mutuo y comprensión ante el nuevo proceso, sostiene la experta.
“Se afectan básicamente todas las peculiaridades culturales que trae una vida que has llevado durante 20 o 30 años y estás tratando de reorganizarla en otro lugar que es desconocido ya sea parcial o totalmente”, detalla la especialista en terapia de parejas.
Rivera Nieves explica que estos cambios implican un reajuste total en el estilo de vida de la persona, que van desde la reorganización de la vivienda hasta detalles como las diferencias en los sistemas de salud. Estas implicaciones generan un cúmulo de estrés en la relación, por lo que es importante que ambos posean mucha madurez psicológica y espiritual.
Además, la soledad puede generar tristeza y angustia, por lo que es importante que la persona tenga la capacidad de ser independiente para conocer su medio ambiente.
“Uno de los trabajos es identificar lugares recreativos donde pueda distribuir el tiempo y no se sienta enclaustrada en un lugar. Desde lugares como dónde puedo comprar la comida o dónde puedo caminar si me gusta ejercitarme. Identificar los lugares seguros, las horas y dónde puedo ir a algo tan básico como un salón de belleza. Se trata de ir creando una vida porque esas son las cosas que dan un sentido de pertenencia”, detalló Rivera Nieves.
Como la pareja que se muda puede ser víctima de discrimen sin importar su nacionalidad, la doctora recomienda identificar recursos para mantenerse conectado con su país.
“Deben estar seguros de que tendrán los recursos cibernéticos para poder comunicarse con sus conocidos en su país de origen aunque sea por las redes sociales. Además, es importante encontrar dónde hay una comunidad de residentes con el mismo origen”, aconseja Rivera Nieves.
Esta comunidad puede darse en una tienda o un restaurante. La idea es que tenga un pedazo de su tierra natal dentro del país que se encuentre, sostiene.
Consejos para las parejas:
· Mantener un diálogo con apertura y profundidad
· Desarrollar un proceso de sensibilidad ante las expectativas que se puedan tener
· Paciencia para poder lograr las metas finales que se trazaron
· Mucha determinación a hacer que las cosas funcionen
· Aprendizaje de las peculiaridades culturales
· Ayuda terapéutica para el desarrollo de nuevos aprendizajes en la relación de pareja, pueden ser desde retiros hasta lecturas sobre lo que son las parejas saludables.
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